Empleamos este modismo en dos situaciones principalmente. Una de ellas referida a la acción de rechazo a una persona que se ha insinuado con intenciones amorosas previamente. Por ejemplo: "El fin de semana pasado di calabazas a José, el chico es muy majo pero no me atrae".
La segunda se refiere a obtener malas calificaciones en un examen o prueba: "La profesora de inglés me dio calabazas en la prueba escrita".
En la antigua Grecia, a la calabaza se le atribuían propiedades anti afrodisiacas y su ingesta era destinada a evitar el contacto carnal. Dicha atribución se mantuvo con el tiempo y en la edad media se seguía empleando con el mismo fin, de hecho, algunos clérigos llegaron a recomendar el consumo de las pepitas de calabaza, como método para mantener la castidad y huir de la lujuria.
En las zonas rurales
catalanas era un símbolo entre familias para declinar la pedida de mano de un pretendiente, al cual, en el caso de que la respuesta del cabeza de familia fuera negativa y para evitar un momento incómodo, en vez de decírselo directamente, se le daba de comer un plato cocinado a
base de calabaza y
por contra, se le ofrecía tabaco si la respuesta era positiva.
La calabaza se ha extrapolado genéricamente a ésas y otras situaciones como símbolo de fracaso, debido probablemente a la expectativa que genera dado su tamaño y lo hueca que se muestra una vez abierta.
Los significados incialmente citados se han mantenido con el tiempo llegando hasta nuestros días.
miércoles, 4 de diciembre de 2013
sábado, 2 de noviembre de 2013
Origen de la expresión "Ni hablar del peluquín"
Este modismo es empleado en situaciones en las que nos negamos a hacer una acción determinada o hablar de un asunto. Por ejemplo "- Pedro, tienes dos semanas seguidas de guardia. -¡De eso nada, ni hablar del peluquín!
El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, define peluquín como "Peluca pequeña o que solo cubre parte de la cabeza". Tal estético artículo, fue objeto de una canción que apareció en una antigua comedia musical española llamada "Canelita en rama", estrenada en el año 1943 y basada en la comedia teatral del mismo nombre, la cual fue escrita por Antonio Guzmán Merino.
La película fue dirigida por Eduardo García Maroto y contó, como protagonista, con la cantante Juanita Reina. La canción en cuestión lleva el mismo nombre que nuestra expresión y es la primera constancia del empleo de la misma que se conoce.
Aquí la canción completa y a continuación un fragmento de su letra:
"La cabeza como un huevo
tenía don Valentín
-¡Ay mi don Valentín!,
¡Ay mi don Valentín!
y se ha puesto como nuevo
comprándose un peluquín.
El día que lo ha estrenao
a una niña se declara;
y ella dice que ha notao
que tiene una cosa rara.
La madre dice: ¡hija mía!,
como viene con buen fin,
andando a la sacristía
¡y ni hablar del peluquín!"
Desde el estreno del filme, se empezó a acuñar el término entre la gente, con el significado conocido, pero en al actualidad no está tan extendido como años atrás.
El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, define peluquín como "Peluca pequeña o que solo cubre parte de la cabeza". Tal estético artículo, fue objeto de una canción que apareció en una antigua comedia musical española llamada "Canelita en rama", estrenada en el año 1943 y basada en la comedia teatral del mismo nombre, la cual fue escrita por Antonio Guzmán Merino.
La película fue dirigida por Eduardo García Maroto y contó, como protagonista, con la cantante Juanita Reina. La canción en cuestión lleva el mismo nombre que nuestra expresión y es la primera constancia del empleo de la misma que se conoce.
Aquí la canción completa y a continuación un fragmento de su letra:
"La cabeza como un huevo
tenía don Valentín
-¡Ay mi don Valentín!,
¡Ay mi don Valentín!
y se ha puesto como nuevo
comprándose un peluquín.
El día que lo ha estrenao
a una niña se declara;
y ella dice que ha notao
que tiene una cosa rara.
La madre dice: ¡hija mía!,
como viene con buen fin,
andando a la sacristía
¡y ni hablar del peluquín!"
Desde el estreno del filme, se empezó a acuñar el término entre la gente, con el significado conocido, pero en al actualidad no está tan extendido como años atrás.
lunes, 9 de septiembre de 2013
Origen de la palabra "Cursi"
Empleamos este término para definir a algo o alguien que pretende ser fino y elegante sin serlo o hace uso de los sentimientos de una manera ridícula y o de mal gusto. Por ejemplo: "Ana puso a su perra un vestido rosa con encaje. ¡Qué cursi!"
El origen de la palabra es realmente incierto, pero como siempre existen teorías, que aunque no están demostradas, sí son muy extendidas.
José María Sbarbi, un sacerdote y filólogo gaditano, publicó en 1873 un recopilatorio de refranes en el que aventuraba a decir que el término procedía de la existencia de una familia francesa llamada "Sicur" y asentada en Cádiz. Debido a su forma en el vestir, pretenciosa y ridícula, se empezó a hablar de ellos empleando la metátesis "Cursi" (cambiando el orden de las sílabas) para evitar que se enteraran de que se referían a ellos. Este término se asoció rápidamente con tal significado traspasando fronteras. De cualquier forma, no se tiene constancia ni registros de tal familia en la capital gaditana.
Posteriormente se realizaron en España sainetes haciendo alusión a unas hermanas venidas de París, las "Tesicur", características por su ridículo proceder y vestimentas en sus apariciones sociales. En dichas obras se realizan juegos de palabras hasta llegar a la palabra "cursi" para referirse a ellas.
Otra teoría etimológica, procede del termino "silla" que en árabe es "kursi", el cual fue empleado con posterioridad como "trono" y con el tiempo y por analogía, a una persona de renombre, que a ojos de la plebe, vestía, actuaba y se comportaba de forma forzada y antinatural, dando el significado final conocido.
El origen de la palabra es realmente incierto, pero como siempre existen teorías, que aunque no están demostradas, sí son muy extendidas.
José María Sbarbi, un sacerdote y filólogo gaditano, publicó en 1873 un recopilatorio de refranes en el que aventuraba a decir que el término procedía de la existencia de una familia francesa llamada "Sicur" y asentada en Cádiz. Debido a su forma en el vestir, pretenciosa y ridícula, se empezó a hablar de ellos empleando la metátesis "Cursi" (cambiando el orden de las sílabas) para evitar que se enteraran de que se referían a ellos. Este término se asoció rápidamente con tal significado traspasando fronteras. De cualquier forma, no se tiene constancia ni registros de tal familia en la capital gaditana.
Posteriormente se realizaron en España sainetes haciendo alusión a unas hermanas venidas de París, las "Tesicur", características por su ridículo proceder y vestimentas en sus apariciones sociales. En dichas obras se realizan juegos de palabras hasta llegar a la palabra "cursi" para referirse a ellas.
Otra teoría etimológica, procede del termino "silla" que en árabe es "kursi", el cual fue empleado con posterioridad como "trono" y con el tiempo y por analogía, a una persona de renombre, que a ojos de la plebe, vestía, actuaba y se comportaba de forma forzada y antinatural, dando el significado final conocido.
Vestido y traje del Siglo XVIII |
miércoles, 21 de agosto de 2013
Origen de la expresión "Saber lo que vale un peine"
Empleamos este uso como aviso o amenaza a alguien sobre las consecuencias de una acción. Por ejemplo: "Como no te comas las espinacas vas a saber lo que vale un peine". También empleada como "enterarse de lo que vale un peine".
El origen de la expresión se basa en la semejanza de ciertos objetos con el conocido "peine", del que se tienen pruebas gráficas de su existencia desde la prehistoria.
Uno de dichos objetos, que forma parte de una de las teorías de la procedencia de esta expresión, se refiere a "peine" como elemento de tortura usado en los albores de la edad media, el cual poseía unas púas de acero y servía para desollar, produciendo unas heridas terribles, que, tras un sufrimiento indescriptible y duradero, ocasionaban la muerte.
Otra de las teorías más plausibles o complementarias de la primera, nos llevan a los primeros cargadores de los fusiles, los cuales estaban compuestos de una pieza metálica que contenía proyectiles, también llamados "peines" por su semejanza con dicho elemento.
Tras los objetos citados se entiende que se empleara tal palabra dentro de un contexto amenazante.
Esta expresión ha llegado hasta nuestros días con el significado conocido.
Representación de la tortura de 7 mujeres devotas a San Blas |
Uno de dichos objetos, que forma parte de una de las teorías de la procedencia de esta expresión, se refiere a "peine" como elemento de tortura usado en los albores de la edad media, el cual poseía unas púas de acero y servía para desollar, produciendo unas heridas terribles, que, tras un sufrimiento indescriptible y duradero, ocasionaban la muerte.
Otra de las teorías más plausibles o complementarias de la primera, nos llevan a los primeros cargadores de los fusiles, los cuales estaban compuestos de una pieza metálica que contenía proyectiles, también llamados "peines" por su semejanza con dicho elemento.
Peine de fusil |
Tras los objetos citados se entiende que se empleara tal palabra dentro de un contexto amenazante.
Esta expresión ha llegado hasta nuestros días con el significado conocido.
martes, 6 de agosto de 2013
Origen de la expresión "Tirar los tejos"
Este término lo empleamos para expresar la insinuación del interés que tenemos hacia alguien o la acción para mostrarlo; en una palabra más comúnmente usada: Ligar. Por ejemplo: "Iván le tiró toda la noche los tejos a Marta, creo que ella no estaba por la labor". Existen varios derivados de dicha expresión: "Tirar los trastos", "echar fichas", etc.
Existen un par de teorías sobre la procedencia de dicho uso, una de ellas (la más extendida), nos lleva a un antiguo juego llamado "tejo", que consistía en el lanzamiento de trozos de teja (tejos), con el objeto de derribar un palo que se fijaba en el suelo previamente. Este juego se solía organizar en plazas y parques donde los viandantes tenían la oportunidad de presenciarlo. Los chavales, aprovechando la afluencia de algunas chicas entre los espectadores, tiraban los tejos cerca de ellas para así entablar conversación y flirtear con ellas.
Existen variantes del tejo originario que se juegan mayormente en países hispano hablantes. Otro juego que emplea tejos es la conocida "rayuela" (Ver "a pies juntillas").
Otra de las teorías nos lleva a una tradición de los antiguos pueblos celtas, los cuales empleaban ramas de tejos (en este caso de los árboles llamados así) como elemento decorativo en las festividades. Parece ser que cuando los pretendientes tenían interés por alguna chica, colgaban dichas ramas en las puertas de sus casas.
Como tantas otras veces, con el tiempo, el significado inicial fue variando hasta adoptar el tratamiento que hoy en día se le da.
Existen un par de teorías sobre la procedencia de dicho uso, una de ellas (la más extendida), nos lleva a un antiguo juego llamado "tejo", que consistía en el lanzamiento de trozos de teja (tejos), con el objeto de derribar un palo que se fijaba en el suelo previamente. Este juego se solía organizar en plazas y parques donde los viandantes tenían la oportunidad de presenciarlo. Los chavales, aprovechando la afluencia de algunas chicas entre los espectadores, tiraban los tejos cerca de ellas para así entablar conversación y flirtear con ellas.
Existen variantes del tejo originario que se juegan mayormente en países hispano hablantes. Otro juego que emplea tejos es la conocida "rayuela" (Ver "a pies juntillas").
Otra de las teorías nos lleva a una tradición de los antiguos pueblos celtas, los cuales empleaban ramas de tejos (en este caso de los árboles llamados así) como elemento decorativo en las festividades. Parece ser que cuando los pretendientes tenían interés por alguna chica, colgaban dichas ramas en las puertas de sus casas.
Como tantas otras veces, con el tiempo, el significado inicial fue variando hasta adoptar el tratamiento que hoy en día se le da.
Palo y tejos empleados en el juego de la "tanguilla", derivado del "tejo". |
jueves, 18 de julio de 2013
Origen de la expresión "Sacar de quicio"
Empleamos este uso para indicar que algo o alguien ha agotado nuestra paciencia y nos produce un estado de intranquilidad y exasperación considerable. Ejemplo: "Mientras explicaba la lección los alumnos se dedicaron a hablar y alborotar, me sacaron de quicio". También se emplean fórmulas como "Desquiciar", "Estar desquiciado", "Desquiciarse".
El quicio es un elemento de puertas y ventanas que corresponde a la pieza en la que reside el madero, lámina o espigón donde se fijan los goznes o bisagras y éstas permiten la apertura y el cierre. Si se saca una puerta o una ventana del quicio, éstas, sin ese punto de apoyo, se vendrían abajo, por lo tanto "sacar de quicio" es una forma metafórica de asemejar ese hecho con la exasperación de una persona ante una situación determinada o sacarla de su estado de serenidad.
No se conoce a ciencia cierta cual es el momento en el que comenzó dicha asociación, sin embargo ya era empleada en el periodo medieval.
El quicio es un elemento de puertas y ventanas que corresponde a la pieza en la que reside el madero, lámina o espigón donde se fijan los goznes o bisagras y éstas permiten la apertura y el cierre. Si se saca una puerta o una ventana del quicio, éstas, sin ese punto de apoyo, se vendrían abajo, por lo tanto "sacar de quicio" es una forma metafórica de asemejar ese hecho con la exasperación de una persona ante una situación determinada o sacarla de su estado de serenidad.
No se conoce a ciencia cierta cual es el momento en el que comenzó dicha asociación, sin embargo ya era empleada en el periodo medieval.
Quicio, quicial y visagras de un portón |
lunes, 15 de julio de 2013
Origen de la expresión "Darla con queso"
Empleamos este modismo al definir la situación en la que una persona es engañada o timada. Comunmente es empleado como consejo: "Que no te la den con queso", por ejemplo: "Cuando te hagan la revisión de la caldera no debes pagar en efectivo, que no te la den con queso porque el importe es domiciliado".
Como otras veces, el estudio del origen de esta expresión nos lleva a la época medieval, en concreto en la de la región española de La Mancha, famosa ya por aquel entonces por sus vinos.
Comerciantes de toda la península acudían a dicha región para la adquisición de estos conocidos caldos, con el objeto de revenderlos a posteriori. Como es normal, éstos probaban la mercancía antes de formalizar la compra y según parece, existía una práctica más o menos extendida, en la cual para acompañar el vino, y para evitar que el comprador diferenciara entre un vino aceptable y uno picado o de mal sabor, agasajaban al comerciante con una cata de queso de intenso sabor, el cual disimulaba la mala calidad de la bebida, lo que les proporcionaba la oportunidad de librarse de una pobre partida de botellas de sus bodegas; los compradores con menos experiencia eran de este modo timados.
De esta práctica salió el consejo comentado para prevenir a las compradores y ha llegado con el significado conocido hasta nuestros días.
Como otras veces, el estudio del origen de esta expresión nos lleva a la época medieval, en concreto en la de la región española de La Mancha, famosa ya por aquel entonces por sus vinos.
Comerciantes de toda la península acudían a dicha región para la adquisición de estos conocidos caldos, con el objeto de revenderlos a posteriori. Como es normal, éstos probaban la mercancía antes de formalizar la compra y según parece, existía una práctica más o menos extendida, en la cual para acompañar el vino, y para evitar que el comprador diferenciara entre un vino aceptable y uno picado o de mal sabor, agasajaban al comerciante con una cata de queso de intenso sabor, el cual disimulaba la mala calidad de la bebida, lo que les proporcionaba la oportunidad de librarse de una pobre partida de botellas de sus bodegas; los compradores con menos experiencia eran de este modo timados.
De esta práctica salió el consejo comentado para prevenir a las compradores y ha llegado con el significado conocido hasta nuestros días.
jueves, 20 de junio de 2013
Origen de la expresión "Poner en tela de juicio"
Empleamos este modismo para indicar que se se está poniendo en duda un logro o una certeza. Por ejemplo: "El ingeniero puso en tela de juicio la calidad de los materiales de la obra".
Para explicar la procedencia de este uso tenemos que volver, como en muchas otras ocasiones, al periodo medieval y entender una de las acepciones de la palabra "tela" según la RAE.
La "tela" era la valla que dividía en dos partes el terreno empleado para las justas de los antiguos caballeros del medievo, la cual evitaba que los caballos, en su carrera frente a frente, se toparan entre sí. Dicho terreno recibía el nombre de "liza".
Si bien los torneos servían como espectáculo para grandes eventos y empleaban normalmente armas simuladas, la razón de ser de las justas originariamente era impartir justicia en caso de una disputa en la cual se empleaban armas auténticas. En éstas se usaban hasta tres lanzas de madera para determinar el vencedor.
Por lo tanto, "poner en tela de juicio" significaba trasladar algún litigio a la liza para conseguir la razón mediante las armas; y en el sentido de la discusión de algo, esta expresión ha llegado hasta nuestros días con el significado conocido.
Para explicar la procedencia de este uso tenemos que volver, como en muchas otras ocasiones, al periodo medieval y entender una de las acepciones de la palabra "tela" según la RAE.
La "tela" era la valla que dividía en dos partes el terreno empleado para las justas de los antiguos caballeros del medievo, la cual evitaba que los caballos, en su carrera frente a frente, se toparan entre sí. Dicho terreno recibía el nombre de "liza".
Si bien los torneos servían como espectáculo para grandes eventos y empleaban normalmente armas simuladas, la razón de ser de las justas originariamente era impartir justicia en caso de una disputa en la cual se empleaban armas auténticas. En éstas se usaban hasta tres lanzas de madera para determinar el vencedor.
Por lo tanto, "poner en tela de juicio" significaba trasladar algún litigio a la liza para conseguir la razón mediante las armas; y en el sentido de la discusión de algo, esta expresión ha llegado hasta nuestros días con el significado conocido.
Representación de una justa en la actualidad |
domingo, 19 de mayo de 2013
Origen de la expresión "Darse el pisto"
También empleado como "tirarse el pisto", utilizamos este giro al querer indicar que alguien se está dando importancia o fanfarroneando al vanagloriarse de sus méritos; por ejemplo: "Andrés estuvo toda la mañana tirándose el pisto delante de su jefe por haber hecho una cosa bien por primera vez en su vida"
La historia de esta expresión se centra en la elaboración del pisto, pero no en la actual, basada en una fritada de diversas verduras en el que el tomate y pimiento forman un papel destacado y cuya introducción en España podría haber sido en el Siglo XV o XVI, sino en su anterior confección, basada en el empleo de diferentes carnes machacadas y sus jugos, de costosa preparación y sólo al alcance de los más pudientes. Tal era el trabajo y el coste de dicho plato, que "darse el pisto" comenzó a relacionarse con el atribuirse un mérito y por lo tanto concederse un "premio" por él, y tal cual, dicha expresión ha llegado hasta nuestros días.
Como curiosidad decir, que mientras el pisto actual se elabora básicamente con tomate, pimiento y calabacín, cuando se sustituye este último ingrediente por berenjena, es denominado "ratatuille".
Pisto Manchego |
domingo, 31 de marzo de 2013
Origen de la expresión "Montar un poyo"
Empleamos este uso para indicar que se está armando un escándalo, discusión, pelea o tumulto. También es empleado el vocablo pollo con doble l y admitido por el diccionario de la RAE en una de sus acepciones. Igualmente es usado con el artículo "el": "Montar el pollo". Ejemplo: "Carlos montó el pollo en el restaurante por tardar tanto en servirle".
Un "poyo", según la DRAE, es un banco de piedra o de otro material arrimado generalmente a paredes. Su origen proviene del término latino "podium". El uso de este banco o pedestal se ha empleado históricamente para la proclama de discursos aprovechando la afluencia de gente en plazas y zonas de mucho tránsito.
Dado el carácter político y religioso de la mayoría de éstas, era habitual que se oyeran opiniones contrarias que acarreaban encendidas discusiones entre los presentes, las cuales a veces desencadenaban incluso en peleas.
Colocar el atril, o "montar el poyo" para dar dichos discursos, dado el desenlace al que a veces llegaba, fue adoptando el significado que hasta el día de hoy conocemos.
Un "poyo", según la DRAE, es un banco de piedra o de otro material arrimado generalmente a paredes. Su origen proviene del término latino "podium". El uso de este banco o pedestal se ha empleado históricamente para la proclama de discursos aprovechando la afluencia de gente en plazas y zonas de mucho tránsito.
Dado el carácter político y religioso de la mayoría de éstas, era habitual que se oyeran opiniones contrarias que acarreaban encendidas discusiones entre los presentes, las cuales a veces desencadenaban incluso en peleas.
Colocar el atril, o "montar el poyo" para dar dichos discursos, dado el desenlace al que a veces llegaba, fue adoptando el significado que hasta el día de hoy conocemos.
Oradora en Speacker's Corner, lugar mítico de proclamas en Londres |
lunes, 14 de enero de 2013
Origen de la expresión "Ser un vivalavirgen"
Palabra recogida en el DRAE tal como se escribe, llamamos coloquialmente "vivalavirgen" a una persona que vive la vida despreocupadamente, a la que no le importa nada, excéntrica, informal y libertina; ejemplo del modismo: "Enrique volvió a llegar tarde a la reunión del lunes, es un vivalavirgen".
La historia de su origen tiene dos teorías, ambas guardan relación directa o indirecta con la marina.
La primera y más extendida nos habla del método de organización para la distribución de guardias en los barcos españoles, en los cuales se mandaba formar a los marineros en cubierta para pasar revista. Según la tradición, el último en llegar debía exclamar "Viva la Virgen!". La asociación del término a la persona que llegaba tarde y por lo tanto el vividor y perezoso, no tardaría en formularse.
La otra teoría habla de los años del descubrimiento del continente americano, en los cuales, adoctrinados los indios autóctonos en la fe católica y adiestrados militarmente, se les situaba en las costas y acantilados para repeler los esporádicos ataques de corsarios y piratas. Al grito de "Viva la Virgen!" lanzaban sus contraataques, pero eran tan escasas las incursiones enemigas que se pasaban el tiempo descansando. La sustantivación de la expresión para definir a personas perezosas y despreocupadas se fue acuñando con los años.
Hoy en día se emplea, con el paso de los años, con el significado inicialmente descrito.
La historia de su origen tiene dos teorías, ambas guardan relación directa o indirecta con la marina.
La primera y más extendida nos habla del método de organización para la distribución de guardias en los barcos españoles, en los cuales se mandaba formar a los marineros en cubierta para pasar revista. Según la tradición, el último en llegar debía exclamar "Viva la Virgen!". La asociación del término a la persona que llegaba tarde y por lo tanto el vividor y perezoso, no tardaría en formularse.
La otra teoría habla de los años del descubrimiento del continente americano, en los cuales, adoctrinados los indios autóctonos en la fe católica y adiestrados militarmente, se les situaba en las costas y acantilados para repeler los esporádicos ataques de corsarios y piratas. Al grito de "Viva la Virgen!" lanzaban sus contraataques, pero eran tan escasas las incursiones enemigas que se pasaban el tiempo descansando. La sustantivación de la expresión para definir a personas perezosas y despreocupadas se fue acuñando con los años.
Hoy en día se emplea, con el paso de los años, con el significado inicialmente descrito.
Carabela creada a imitación de las antiguas |