Desde los tiempos de griegos y romanos hasta la llegada de la medicina moderna (mediados Siglo XIX) se adaptó la llamada "teoría de los cuatro humores", la cual mantiene que el cuerpo humano está compuesto por cuatro sustancias llamadas humores (líquidos): bilis, bilis negra, sangre y flema. Según esta teoría, la variación de estos líquidos modificaba el estado de ánimo y la salud de las personas y estos cambios de producían por la alimentación y la actividad de cada individuo.
Los estudiosos de esta teoría mantenían que las personas que tenían mucha sangre eran más propensas a la sociabilización, las que tenían flema eran calmadas, las de la bilis eran coléricas y finalmente las personas con elevados índices de bilis negra destacaban por su melancolía. Para equilibrar los humores y sanar a la gente se realizaban sangrados, cortes en diferentes zonas corporales, se aplicaban ungüentos, ingesta de hierbas, etc.
De aquella teoría se generó dicha expresión, en función de si el humor tenía una influencia negativa o positiva en las personas y con el significado conocido ha llegado a nuestros días.
Diferentes arquetipos según los humores. |