Empleamos este modismo para indicar que está nevando, granizando o lloviendo con especial ímpetu. También se utiliza para definir situaciones comprometidas. El ejemplo para el primer caso: "Mira cómo graniza! Están cayendo chuzos de punta". En el siguiente caso "El jefe ha llegado con un enfado..., hoy caerán chuzos de punta, verás".
El chuzo es un arma rudimentaria muy básica, conformada por un palo terminado en punta de hierro. Fue en la Europa medieval donde se pluralizó su uso, especialmente en Suiza. Una de las teorías del origen de la palabra se debe a este país, tras una deformación del lenguaje, sin embargo, según la RAE el nombre provenga quizás de la metátesis de zucho, este del árabe hispánico zúǧǧ, y este a su vez del árabe clásico zuǧǧ, "cuento de la lanza".
En España su utilización se acotó hasta llegar a ser el arma intimidatoria que los serenos, vigilantes callejeros, empleaban para controlar a los maleantes (Ver Origen de la expresión "Tomarte por el pito del sereno")
Chuzo medieval (Fuente Wikipedia) |
Yo siempre había pensado que los chuzos de la expresión aludía a los carámbanos de hielo que se forman en los aleros de las casas, ya que las gotas gruesas al caer parecen líneas verticales, como los chuzos (trozos de hielo alargados). Con el deshielo los chuzos se pueden desprender fácilmente y caen siempre de punta, o sea, con la punta hacia abajo. Además son peligrosísimos, si alguien pasa por debajo, es como si te cayera una lanza.
ResponderEliminarVisualmente veo más relacionado eso con la lluvia intensa que con el uso de un arma.
Efectívamente "Anónimo", yo también lo había oído siempre en mi casa, mis padres, mis abuelos, para referirse a los carámbanos que se forman, sobre todo en las cornisas de los tejados. Un chuzo ES un carámbano, no es lluvia.
ResponderEliminarEn realidad, lo de "suizo" no andaba muy desencaminado, aunque no tenga nada que ver con Suiza sino con la palabra ibérica suise que aparece como formante de antropónimos en los textos ibéricos.
ResponderEliminarSe trata, pues, de una de las (hasta el momento) pocas palabras castellanas de las que podemos asegurar su procedencia del ibérico.