Empleamos este uso en el momento en el que nombramos un hecho positivo o negativo, para impedir que nos cambie la buena suerte o nos venga la mala respectivamente. Por ejemplo: "Qué viernes más relajado, toco madera para que siga así".
Sea por creencia religiosa, superstición o tradición, la madera ha sido en el transcurso de la historia para diferentes culturas, un sinónimo de buen augurio y proveedora de virtudes.
Los celtas, entre otros, con su versión animista de la vida, tenían la creencia que al tocar los árboles entraban en contacto con el alma de estos. Para los cristianos, la madera era el símbolo del origen de la cruz de Jesús. Los griegos e indios norteamericanos, al ver que durante las tormentas eléctricas los rayos solían caer sobre los grandes robles, relacionaron a estos con poderes de los dioses, creyendo que residían en sus vetas.
Con el paso de los años se acuñó la expresión como resultado de este tipo de creencias.
He leído por ahí una teoría que complementa la parte de los cristianos: en la Edad Media habría sido común dar tres toques a las puertas de madera a la vez que se entona un "Toco la Cruz de Jesús para que no me pase nada".
ResponderEliminarEn cualquier caso, la relación de la madera con la Cruz es directa y clara.