Empleamos este dicho cuando queremos destacar la fealdad de alguien.
Se cuenta que Francisco Picio, zapatero natural de Alhendín, pueblo perteneciente a la provincia de Granada, fue condenado a muerte injustamente en la primera mitad del Siglo XIX.
Narra la leyenda que estando en la capilla recibió la noticia de su indulto, tal cosa le impresionó tanto, que se le cayó el pelo, las cejas y pestañas y se le llenó la cara de pústulas y granos. Desde ese momento, se ocultó con un pañuelo para evitar las reacciones adversas de la gente que le veía. Murió en Granada, excluido por todos.
La procedencia de este uso proviene probablemente de un relato folclórico más que de un personaje real.
En el País Vasco, en la época carnavalesca, existe la figura de "Pitxu", que guarda cierta relación dada su apariencia en la "maskarada", con el "Picio" granadino.
Narra la leyenda que estando en la capilla recibió la noticia de su indulto, tal cosa le impresionó tanto, que se le cayó el pelo, las cejas y pestañas y se le llenó la cara de pústulas y granos. Desde ese momento, se ocultó con un pañuelo para evitar las reacciones adversas de la gente que le veía. Murió en Granada, excluido por todos.
La procedencia de este uso proviene probablemente de un relato folclórico más que de un personaje real.
En el País Vasco, en la época carnavalesca, existe la figura de "Pitxu", que guarda cierta relación dada su apariencia en la "maskarada", con el "Picio" granadino.
Vaya, no sabía esta historia...qué sorpresa y que desgracia..
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