"El Tato" era el apodo que recibió Antonio Sánchez, un torero sevillano que ejerció como tal en la segunda mitad del Siglo XIX.
Era muy querido por la afición y valorado por su estilo con el volapié (forma más utilizada para matar a los toros con el estoque). Tal era ese reconocimiento, que en la época se empleaban expresiones como "A ese no le mata ni el Tato" o "Anda y que te mate el Tato".
Además, era un asiduo de los carteles de festejos taurinos, tanto, que era extraño que se perdiera un evento.
Su fama se acrecentó tras una cogida que hizo que le amputasen una pierna, dado que a los dos años intentó volver a los ruedos con una ortopedia, sin embargo, tuvo que desistir porque quedaba vendido ante el toro.
Tal asiduidad y fama se vio reflejada en el uso popular de la la expresión comentada y como tal ha llegado a nuestros días.
Antonio Sánchez "El Tato". |