Esta expresión proviene de los antiguos saqueos que practicaban los soldados en tiempo de guerra tras los asedios o en los abordajes propiciados generalmente por piratas, en los que, finalizada la contienda, entraban con grandes sacos a cargar con todo lo que consideraran de valor.
Nos podemos hacer una idea de las prisas y destrozos que se perpetraban, cuando en muchas ocasiones, la idea era inutilizar los lugares saqueados.
Hoy en día se ha ampliado su significado en su uso cotidiano con respecto a la vinculación antigua con un saco.
El saqueo e incendio de una ciudad estadounidense por filibusteros franceses en el siglo XVI |