Decimos esta frase cuando queremos zanjar una discusión, que lejos de dar la razón, sirve para hacer ver al interlocutor que está siendo obstinado en un asunto en el que se equivoca.
La "perra gorda" era una moneda española, acuñada en 1870 por primera vez. Tenía un valor de 10 céntimos de peseta (moneda anterior al euro). Por debajo de ella estaba la "perra chica" que equivalía a 5 céntimos de peseta.
Su nombre se le debe al reverso de dicha moneda, donde estaba grabado un león sosteniendo el escudo de España. El pueblo llamó "perra" al león, bien por confundirlo con tal animal dada la delgadez y la extraña posición con la que estaba representado, bien por simple sentido del humor.
Debido entonces a su escaso valor, se daba a entender irónicamente en la frase, que era el precio que se ofrecía por dar por concluida la disputa con la que no se estaba de acuerdo.
En algunas regiones de España la frase se completa con "...y para mi el real".
venga yaaaa, cómo van a confundirlo jiji
ResponderEliminarCrisss
Parece que las indicaciones van en ese sentido, pero no descarto que la gente, haciendo uso de esa ironía española que nos caracteriza, lo hicieran a posta; tampoco hay gran información al respecto
ResponderEliminarJej me encanta tu blog muy original
ResponderEliminarEL HOMBRE DE LA PERRA GORDA EN CENICIENTOS
ResponderEliminarEl de la perra gorda le llamaban,
y por todo el pueblo harto conocido,
con un lenguaje fluido, muy florido,
y modos que a la gente enamoraban.
Sus dotes de vendedor ponderaban
su moto carro, polvareda y ruido,
carga de mercancías en surtido
que a todas y a cada casa llegaban.
Iba siempre armado de su libreta,
saldando deudas, anotando encargos,
como un lebrel de los de fino olfato.
Cobrando ora un duro, ora una peseta,
con aquel negocio sin juez ni embargos,
vendía carismático y barato.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
Y, por cierto, el real eran 25 céntimos. Es decir, 2 perras gordas y una chica
ResponderEliminarPerra viene de la acuñación de monedas de plata de la Casa de Saboya. En ellas, de plata, en una de sus caras había una musa tumbada en un diván. Como siempre que se miraba la moneda la señora estaba tumbada, como adjetivo peyorativo se le decía perra (vaga, olgazana). Había dos monedas, una grande (perra grande) y otra más pequeña (perra chica).
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