Empleamos este uso para indicar que alguien ha salido de una situación arriesgada en el último momento.
El origen de esta expresión proviene del argot pugilístico y data de finales del Siglo XIX. Alude al hecho de que un contrincante se librara de perder un combate por la finalización de un "round" el cual era marcado por el sonido de una campana como en nuestros días.
Existe una falsa creencia difundida por e-mail de que el origen data del Siglo XV. En el mismo se explica, que dado el escaso conocimiento médico por aquel entonces, era frecuente dar por muertas a personas que tenían afecciones como la "catalepsia" e incluso las que estaban en "coma". Estas eran enterradas vivas. El bulo relata que se ideó un sistema que consistía en atar un hilo a la muñeca del falso difunto y conducirlo a través de un agujero del ataúd hasta atarlo a una campana en la superficie, la cual era vigilada durante unos días por si se trataba de una falsa muerte y el enterrado se movía haciéndola sonar, así desenterrarlo rápidamente.
Sí es cierto que más adelante, dada la preocupación que se tenía de morir enterrado, se idearon sistemas para evitarlo, pero no se tiene constancia de que se hayan probado realmente.
Sí es cierto que más adelante, dada la preocupación que se tenía de morir enterrado, se idearon sistemas para evitarlo, pero no se tiene constancia de que se hayan probado realmente.
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